Alcaldes del Poniente piden a la Junta un plan comarcal para mejorar las carreteras. Ideal

Provincia-Granada
Alcaldes del Poniente piden a la Junta un plan comarcal para mejorar las carreteras
La ampliación del hospital, reubicación del parque de Bomberos y nuevas depuradoras, protagonizan las inversiones de la Junta
22.11.08 -
YOLANDA AGUILERA
La ampliación del hospital de Loja con un segundo quirófano, la reubicación del parque de Bomberos y la mejora de algunas de las carreteras de la comarca son los tres grandes proyectos contemplados en los presupuestos de la Junta de Andalucía para el próximo año en el territorio del Poniente Granadino.Con los presupuestos en la mano, la Junta de Andalucía no llega a resolver totalmente el principal problema del Poniente: la mejora de las comunicaciones. Ésta es la opinión del alcalde de Loja, Miguel Castellano y que comparten el resto de ediles de localidades como Algarinejo, Montefrío y Zafarraya, entre otros. Si Loja como cabecera de comarca concentra la gran mayoría de servicios -juzgados, agencia tributaria, registro de la propiedad, parque de bomberos o servicio andaluz de empleo- es prioritario que el resto de municipios estén bien comunicados con Loja. Y es aquí donde más se echa en falta un plan comarcal que mejore la red de carreteras del territorio, con especial énfasis en los viales Loja Ventas de Zafarraya y Algarinejo.El delegado provincial de Obras Públicas de la Junta, Jorge Rodríguez, se comprometió a trasladar dicha petición a Sevilla si bien con datos en la mano aseguró que «el Plan Más Cerca de 2009 invertirá en el Poniente unos 11 millones de euros». Entre las actuaciones prioritarias hasta 2012 mencionó la carretera Montefrío Huétor Tájar, que concluirá en 2009, Tocón Íllora y el eje Alcalá Moraleda de Zafayona. En total, Obras Públicas prevé mejorar 109 kilómetros de la red vial del Poniente e invertir 145 millones de euros en los próximos cuatro años.Otro de los proyectos que beneficiará al resto de municipios del Poniente es la reubicación del parque de Bomberos de Loja. La intención de la Consejería de Gobernación, Diputación de Granada y Ayuntamiento es trasladar el actual parque al polígono industrial Manzanil II. «De esta forma se mejorará el servicio y se ganará tiempo al situarse en un punto estratégico con respecto a otras localidades» anunciaron durante la presentación de las cuentas autonómicas y a la que asistieron cinco delegados provinciales. El proyecto en el cual ya se trabaja cuenta con un presupuesto inicial de 700.000 eurosMás consultas médicasCon respecto al hospital de Loja, las partidas asignadas a su ampliación irán destinadas a nuevas consultas de atención especializada, primaria, zona de cafetería y restaurante junto a un segundo quirófano.El delegado de Medio Ambiente, Francisco J. Aragón, cifró en 40 millones de euros las necesidades medio ambientales de los 16 municipios del Poniente. «Destaca la construcción de las estaciones depuradoras de Huétor Tájar, Villanueva Mesía, Cacín junto al encauzamiento del río Genil».En materia de vivienda, la administración autonómica se comprometió a construir 140 nuevas viviendas de protección.No obstante, ningún delegado se comprometió a dar una cifra exacta de la inversión que la Junta de Andalucía destinará al territorio en 2009. Eso sí, añadieron que es mayor con respecto a otros ejercicios.



Alcaldes del Poniente piden a la Junta un plan comarcal para mejorar las carreteras. Ideal

La Vega echa hormigón en acequias fétidas al no llegar las depuradoras. Ideal

La Vega echa hormigón en acequias fétidas al no llegar las depuradoras
Decenas de municipios de la provincia no reciclan sus aguas residuales pese a que debían hacerlo desde 2006 Pueblos afectados han optado por enterrar el problema
17.11.08 -


MUNICIPIOS

F No cumplían en 2007: Albolote, Alfacar, Algarinejo, Alhendín, Armilla, Atarfe, Benalúa de Guadix, Benamaurel, Cájar, Chauchina, Churriana, Cúllar Vega, Deifontes, Dúrcal, Las Gabias, Gójar, Guadahortuna, Láchar, Íllora, Jun, Lanjarón, Lecrín, Maracena, Moclín, Molvízar, Monachil, Montefrío, Moraleda de Zafayona, Ogíjares, Otura, Peligros, Pinos Puente, Pulianas, Salar, Santa Fe, Valle de Zalabí, Veas del Genil, Vélez de Benaudalla, Villanueva Mesía, La Zubia, Zújar.

F Sí cumplían: Albuñol, Almuñécar, Baza, Caniles, Cenes, Cúllar, Granada, Guadix, Gualchos, Güéjar Sierra, Huéscar, Iznalloz, Huétor Vega, Loja, Motril, Órgiva, Padul, Puebla de don Fadrique, Salobreña, Ugíjar y Zafarraya.

Algo huele a podrido en la Vega de Granada.

El 'sacrosanto' pulmón verde del Área Metropolitana está atravesado por acequias hediondas. No es una noticia nueva. La pena es precisamente esa: que ha envejecido sin que haya llegado el arreglo.Tal y como publicó IDEAL recientemente, decenas de municipios de la provincia, incluida la propia capital, no reciclan aún las aguas residuales. La Unión Europea había dado un plazo que acabó el 1 de enero de 2006 sin que las poblaciones en cuestión se hubiesen dotado de depuradoras. No hacen falta grandes investigaciones para averiguar cuáles son. Basta con dar un garbeo por la Vega con el olfato despierto para constatar que toda ella -es cierto que hay alguna meritoria excepción- huele a cloaca mal ventilada. Cuando el calor aprieta, el problema se hace insoportable. Choca que un paraíso natural despida tanta fetidez. Es verdad que la solución es cara y que los pueblos se las ven y se la desean para hacer frente a las inversiones necesarias para instalar las depuradoras.Pero algo hay que hacer, porque la peste llega a ser insufrible. En este sentido, ha habido ayuntamientos que han optado por hormigonar las acequias que discurrían cerca de zonas pobladas.Es decir, que han enterrado el problema. Donde antes había agua que corría a cielo abierto, ahora hay un camino de cemento. El impacto olfativo queda muy mitigado, cierto, pero surge poderoso el impacto visual.Mientras tanto, las depuradoras ni están ni se les espera -al menos, a corto plazo-.Según los datos que ofreció a este periódico Carolina González Vigo, parlamentaria andaluza del PP, de los 69 municipios granadinas que estaban afectados por la directiva europea cuando caducó el plazo, el 1 de enero de 2006, un total de 47 no habían llegado a tiempo y no depuraban sus aguas residuales. A finales de 2007 -que serían los últimos datos actualizados- 41 seguían en la misma situación, según las respuestas escritas de la Junta de Andalucía que recibió González Vigo cuando se interesó por este asunto. Falta mucho por hacer.carlosmoran@ideal.es

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Zagra.Crisis. Viaje a los pueblos del paro crónico - Economia - Economia - ABC.es

Zagra. Crisis. Viaje a los pueblos del paro crónico

MIGUEL ÁNGEL BARROSO

Publicado Domingo, 09-11-08 a las 11:34

El viejo opel astra avanza renqueante por unas calles que parecen toboganes flanqueados por casitas blancas. Zagra, en el poniente granadino, es un pueblo de postal con castillo árabe en ruinas y rodeado de un mar de olivos. Hace unos años salió en los papeles cuando los vecinos —poco más de mil— aflojaron el bolsillo para construir una nueva casa cuartel de la Benemérita e impedir, así, que los guardias tuvieran que marcharse. El alcalde, José León Malagón, conduce atento a los paisanos con los que se va cruzando. Un chico en moto.
León le hace señales para que se detenga y abre la ventanilla. «Antonio, ¿en qué situación laboral estás ahora?».
—Pues cómo voy a estar. Sin hacer nada.
—Vale. Síguenos, que vas a hablar con estos señores.
La siguiente parada es un bar. Un lugar ideal para buscar testimonios. Varios clientes están acodados en la barra, mirando en la televisión la subida de Obama a los altares. Partidarios del presidente electo de Estados Unidos corren y saltan con la cara iluminada, como James Stewart deseando feliz Navidad a todo el mundo en la escena final de «¡Qué bello es vivir!». «Ese va a venir a repartir duros al pueblo», comenta un parroquiano mientras le da vueltas y más vueltas al café con la cucharilla. El alcalde sigue a lo suyo. Flaco y espigado, se da un aire quijotesco, algo que no ha pasado desapercibido a los pastores de la zona, que le han dedicado más de un trovo. «He encontrado a media docena. ¿Es suficiente?».Economía de subsistencia
En realidad, podría ir de puerta en puerta y reclutar al 76 por ciento de la población activa de Zagra. El paro, aquí, no es un accidente del que uno se recupera pasado un tiempo; es una forma de vida. Los datos están en anuarios económicos como el de La Caixa o en los cuadros en excel del Instituto Nacional de Estadística. Según esta fuente, 507 zagreños podrían trabajar, pero sólo 126 pueden presumir de un contrato. El resto va tirando con el PFEA (Programa de Fomento de Empleo Agrario, antes conocido como PER), con subsidios, con la temporada de la aceituna o de la uva, con pequeñas chapuzas o con una economía de subsistencia basada en huertos o en la caza de conejos y perdices. Antonio, el chaval de la moto, tiene 20 años y está esperando a que dentro de unos quince días le llamen para currar en el olivar. Dos o tres meses de tarea, y al dique seco otra vez. «Quiero apuntarme a las fuerzas armadas. Pero ni siquiera esa salida está fácil ahora». David, 29 años, ha estado empleado en la piscina municipal. El verano hace tiempo que pasó y su horizonte es también la aceituna. Como el de Antonio, 33, que añade un elemento más para el pesimismo: «En los últimos meses apenas ha llovido y, cuando lo ha hecho, ha sido de forma torrencial. Los árboles apenas están cargados». José Manuel, 37, ni siquiera cobra el paro. Está pendiente de que le toque la «lotería» del PFEA, que supone una docena de días de trabajo al año, a razón de 750 euros, una ayuda que en estos municipios se aprovecha para mejorar las infraestructuras. Manuel, 55 años, tiene dos hijos que han seguido sus pasos: son albañiles y, como él, están mano sobre mano. «Tendré que ir a la aceituna, porque robar, de momento, no sé», ironiza.
Las instalaciones de la Cooperativa San Lorenzo, a las afueras del pueblo, se pasan gran parte del año habitadas por fantasmas y por Manuel Jiménez, encargado de mantenimiento, que no parece tener miedo a la soledad. Pronto la maquinaria se pondrá en marcha. En la cooperativa residen gran parte de las esperanzas de los zagreños para ir tirando. Los grandes e impolutos depósitos de acero inoxidable esperan la llegada del zumo de aceituna. «En una buena temporada sacamos 16 millones de kilos de olivas, lo que supone algo más de 3 millones de litros de aceite», comenta Jiménez. «Pero este año nos damos con un canto en los dientes si obtenemos 5 ó 6 millones de kilos (1 millón de litros de aceite)». A la crisis económica hay que sumar la crisis del cielo, poco generoso con el suelo.
No todo el mundo en Zagra vive del campo. Hay dos fábricas textiles que están pasando graves apuros. Manuel Gámiz, gerente de Confecciones Nicassio, firma especializada en pantalones de sport, ha tenido que tragarse una píldora muy amarga. «En los buenos tiempos tenía 40 ó 50 personas en plantilla y otras 20 eventuales. Ahora quedamos ocho de la familia. Me he visto obligado a echar a la calle a gente del pueblo a la que conozco de toda la vida», se lamenta. «Los grandes establecimientos fueron los primeros en dejarnos tirados, pues se van al comprar el género a China o Pakistán, donde les sale más barato. Los clientes que han resisitido notan que han bajado las ventas. Ellos no sacan beneficio, y yo no cobro. Uno me dice: “Mira, Manolo, como no me pongas la letra de noche... porque los días los tengo completos. Si quieres servirme, bien, si no... lo comprenderé”. ¿Qué voy a hacer, meterlo en la cárcel? Le sirvo, claro, esperando que esto se reactive algún día, aunque soy poco optimista».
En tiempos de crisis es preciso aguzar el ingenio. La empresa de Manuel está confeccionando pantalones de laboral para pedidos pequeños que no merece la pena ir a buscar a China. «Los chinos ya hacen incluso vestidos de gitana y los venden a mitad de precio. Falta que se introduzcan en el mercado de capas y capirotes para los nazarenos. Todo se andará. Y el Gobierno, entretanto, me da 1.500 euros por contratar un trabajador. ¿De qué me sirve eso? Le propongo lo siguiente: una exención de pago de la Seguridad Social durante un par de años, mientras escampa. Que me perdone 400 euros por empleado al mes y yo no envío a nadie al paro. El Estado se ahorra un buen dinero en subsidios y todos salimos ganando. Si no, me quedo solo y voy a China a hacer negocios. Con una mano compro y con la otra vendo. Ese es el panorama».
El alcalde de Zagra promociona con orgullo su pueblo. Rememora la fiesta que se ofreció a la Guardia Civil cuando se pudo conservar el retén. Y cómo hace 30 años el municipio se segregó de Loja. Cree que Zagra tiene futuro. «Tal vez pase por el turismo —tenemos cinco apartamentos rurales y queremos rehabilitar el castillo y abrir rutas de senderismo—. O por iniciativas como la empresa de atención a domicilio que han montado unas mujeres tras participar en un taller de geriatría. Abuelos que cuidar no faltan en estos pueblos».
Maneras de vivir
Que se lo digan a Encarna, vecina de Pedro Martínez. Nos hemos mudado de pueblo, al noroeste de la provincia de Granada, a la comarca de los Montes Orientales, pero no de estadísticas, porque las cosas también están crudas por estos pagos: un 77,3 por ciento de parados, según el citado informe de La Caixa. Encarna era temporera; cuando tocaba coger la aceituna en Jaén tenía que hacer el petate con su familia. Ahora visita cinco ancianos al día y ha podido echar raíces. «Atendemos unas 40 personas y tenemos 10 empleados», dice Teresa Guillén, que, junto a dos socias, fundó la empresa Granteson al abrigo de la Ley de Dependencia. Reciben de la administración 560 euros al mes por persona dependiente y con eso cubren sueldos y gastos. No se harán millonarias, pero han logrado esquivar el paro.
Junto al cerro Mengal, ideal para la práctica del parapente, Abderrahim Khair levantó una nave con sus propias manos. Ahora engordan en ella 1.500 cerdos. Una compañía se los trae pequeños, con 20-25 kilos de peso, le proporciona el pienso y él los devuelve cinco meses después acreditando cada animal 110 kilos en la báscula. Recibe 8,41 euros por cerdo. Su iniciativa podría ser copiada por otros vecinos. Asegura que «hace más el que quiere que el que puede», y la frase suena a consigna para la vida.
Pero su caso y el de Teresa son excepcionales. «La temporalidad es el santo y seña de Pedro Martínez», explica el alcalde, Julián Lozano. «Así ha sido desde siempre, y es difícil que las cosas cambien». La situación es asumida sobre todo por los habitantes de etnia gitana, que suponen más del 60 por ciento de la población.
El cereal se impone en estas tierras ásperas; no muy lejos queda Jaén, donde reina la aceituna. Jiennense es Juan Francisco Fuentes. Emigró a Cataluña, donde empezó a trabajar de albañil y subió todos los escalones hasta convertirse en promotor inmobiliario. Ahora ha invertido parte de sus ahorros en un cortijo en Pedro Martínez. «Tenía la ilusión de poder explotar mi propio olivar. Pero a la hora de la verdad me cuesta formar una cuadrilla estable; de hecho, tengo que renovarla cada día, pues hay temporeros a los que “les viene mal” ir al campo una jornada concreta, o recuperan el subsidio de paro y deciden quedarse en casa. No prosperan, pero les da igual. En la finca hay trabajo todo el año. Ofrecí tres empleos, vivienda, luz, agua, un huerto y una paga razonable... y tuve que contratar a rumanos».

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Salar. Huellas de un pasado combativo - Trotapueblos - La Opinión de Granada

Salar
Huellas de un pasado combativo

La riqueza patrimonial de la localidad es una invitación para descubrir la historia de unas gentes reivindicativas
LOURDES ORTIZ. Salar no puede decir que haya pasado por la historia sin pena ni gloria. A este municipio del Poniente granadino, asentado junto al río de su mismo nombre, le sobran los motivos para presumir de un pasado, cuanto menos, emocionante. Adherida a todos los movimientos revolucionarios, la población salareña luchó contra las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia, así como en las revueltas campesinas del siglo XIX, que en 1883 le costaron la vida en la localidad a Antonio Enciso y Vico, administrador de los Rodríguez Acosta. Pero la belleza de su patrimonio histórico es la suma de otras muchas batallas. Además de haberse encontrado en la zona vestigios arqueológicos que datan del Neolítico Superior, así como restos romanos (las ruinas de Gabino), cuenta la tradición que Salar tiene su origen en la fortaleza medieval conquistada por Hernán Pérez del Pulgar a los musulmanes el día 30 de mayo de 1486, durante el cerco de Loja. Hazaña por la cual recibiría en 1490 de los Reyes Católicos la tenencia y señoría de la villa, junto al nombramiento de alcalde y el encargo de repoblar el lugar. Sin embargo, la ‘reconquista’ de Salar no pudo borrar del paisaje a la Torre Mora (siglo XIII), que permanece en el tiempo como testigo de la presencia árabe en el municipio. Aunque muy reformada en su estructura original, esta antigua torre-castillo se conserva todavía en perfecto estado en pleno centro de la localidad. Además, a esta típica y voluminosa torre de alquería, con almenas, ventanas y saeteras, se adosa un monumental palacio: la casa nobiliaria conocida en el pueblo como ‘El Castillo’, que a principios de siglo fue morada de los marqueses de Salar, descendientes directos del capitán Hernán Pérez. También son de obligada visita en Salar la iglesia parroquial de Santa Ana (construida en 1795); la Torre de la Gallina, situada a 984 metros de altura y emplazada en el límite del municipio con Alhama de Granada, y el Torreón de los Tajos. Pero este pueblo, cuyo nombre probablemente obedece a la existencia de alguna industria salinera hoy ya desaparecida, destaca especialmente por la belleza que le confiere su entorno natural y que puede apreciarse desde numerosos puntos, como la Fuente Alta o la Cruz de Marino, que se levanta sobre un cerro desde donde se puede observar una hermosa panorámica. Los amantes de la naturaleza también tienen una cita con la Cuevecilla Monea, con bellas estalactitas y estalagmitas, o el nacimiento de aguas semitermales de El Bañuelo. Un ‘regalo’ paisajístico para la vista que debe completarse con la degustación de los manjares salareños, regados en su mayoría con aceite de oliva. El visitante no debe dejar de probar los remojones, la olla de San Antón o el arroz con liebre y perdiz, y de postre, los dulces borrachuelos. Fiestas. Otro de los atractivos de Salar es la celebración de innumerables festejos que dotan al municipio de un ambiente alegre y participativo. Por ejemplo, durante las fiestas patronales en honor a Santa Ana, los vecinos conmemoran por la mañana un oficio religioso y un pasacalles, mientras que a lo largo de la tarde y noche se entremezcla la diversión a través de los juegos populares y la algarabía de las verbenas. Los salareños también se echan a la calle cuando llega el mes de abril. La festividad de San Marcos se celebra en estos días con una romería, en la que es tradición que los vecinos salgan a correr y pasen el día en el campo. A su vez, el mes de octubre se prepara para la llegada de otoño con la histórica Feria del Ganado, cuya celebración se remonta a 1914, cuando ocupaba las plazas en agosto.

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